Novedades de la histeria, Miquel Bassols

Novedades de la histeria
Miquel Bassols




La clínica de la histeria es en realidad la novedad de la clínica en cada momento: es la invención de los nuevos síntomas que escapan a su evaluación y ordenación por el discurso del Amo cuando éste propone al sujeto los emblemas para identificar y unificar su división. Cuanto más estos emblemas son ordenados en protocolos y estadísticas, cuanto más obtienen la respuesta objetiva y científica, más se da la gran paradoja: la histeria desaparece como cuadro clínico, como estructura del síntoma por excelencia, para repartirse en la multiplicidad de "trastornos". Si vemos el índice del DSM, encontramos esa repartición en una serie de trastornos: del estado de ánimo, de ansiedad, somatomorfos, facticios, disociativos, sexuales, de identidad sexual, alimentarios, del sueño, del control de los impulsos, adaptativos, de la personalidad… ¿Cuál de ellos podría no ser una metamorfosis de la histeria? La lista sigue y aumenta con los "trastornos funcionales" sin causa orgánica: fibromialgias (partes blandas), cervicalgias, fatigas crónicas, trastornos funcionales digestivos, dermatológicos…, pero también vértigo, mareo, o el "panic attack" como índice de lo que Eric Laurent ha situado en diversas ocasiones como el actual "síndrome de stress pre-traumático".

El psicoanálisis constata que, en realidad, lo que se borra con la diseminación y el "olvido" final de la clínica de la histeria es la dimensión del sujeto mismo del inconsciente. En este sentido, la novedad de la histeria es la novedad, siempre sorprendente, del inconsciente.

En esta dimensión resulta crucial el lugar que ocupa el cuerpo. Tal como ha señalado Jacques-Alain Miller en "La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica" (Paidós, p. 363): "El psicoanálisis comenzó ocupándose precisamente de la histeria, que se caracteriza por exhibir un cuerpo enfermo de la verdad. El cuerpo histérico rechaza la imposición del significante amo, hace alarde de su propia división, y de alguna manera se separa de los algoritmos, del saber inscripto en su instancia".

Esa es, si podemos decirlo así, la "vieja novedad" de la histeria: un cuerpo enfermo de la verdad (de un goce), que se separa del saber (ordenado por el amo).

¿Qué hay de nuevo en la clínica actual, más allá de la multiplicación sintomática? Es cierto que se constata cierto desplazamiento de las zonas del cuerpo implicadas, un desplazamiento que podemos medir desde el texto de Freud de 1910: "La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis" hasta la epidemia de la anorexia actual. ¿Se trata de un desplazamiento desde lo escópico y lo invocante (la afonía histérica) hacia lo oral (anorexia) y lo anal (gástrico intestinal)? Hay, más bien, una modificación del circuito pulsional sobre los mismos objetos (oral, anal, escópico, invocante): la clínica actual del síntoma histérico pasa más del Otro para volver sobre la fuente o sobre zona erógena, es un circuito más "autoerótico", de acuerdo con la época del Otro que no existe.

Y, por otra parte, la histeria hace también existir al Otro, hace vínculo con las nuevas "epidemias" que piden una identificación del sujeto. Encontramos aquí un lugar privilegiado para el estudio de una nueva política del síntoma, la "política del comunitarismo identitario" dela que ha hablado Eric Laurent y que se ha señalado en el texto de presentación de las Jornadas de Bilbao, "Políticas del síntoma".

En este sentido, la clínica de la histeria tiene una vertiente ética fundamental para el psicoanálisis: es la brújula de la respuesta del sujeto contemporáneo a los impasses del discurso del Amo. Tiene la virtud de anticipar estos impasses en la particularidad del caso por caso.

La clínica de la histeria, desde Charcot para adelante, ha sido por excelencia la clínica de los desarreglos del cuerpo en su no identidad con el organismo. El goce del cuerpo, especialmente el goce sexual, no se deja aprehender por el saber sobre el organismo, y el síntoma histérico hace de ello su verdad, verdad de goce no reducible al saber del Otro, saber del Amo generalmente.

En este sentido, el Amo y la Histérica han sido una sólida pareja a lo largo de la historia y es por ello que Lacan tomó esta pareja como estructural de la clínica, por ejemplo en su Seminario XVII (1969-1979) sobre "El Reverso del Psicoanálisis" (Ver especialmente el Cap. II: "El Amo y la Histérica")

Se trata para Lacan de una permutación lógica de cuatro términos en cuatro lugares, una rotación de un solo cuarto de vuelta, desde el Discurso del Amo al Discurso de la Histérica (donde la ambigüedad del "género" se despeja pronto en el transcurso el Seminario, ver nota pág. 19 en Ed. Paidós).

¿Cómo se produce esta rotación?

D. Amo D. Histérica

S1 —> S2 $ —> S1

$ a a S2


El Discurso del Amo precede al de la Histérica del mismo modo que el Inconsciente "precede" lógicamente al Síntoma como una de sus formaciones. Pero, a la vez, el síntoma dice la falla del inconsciente (el retorno de lo reprimido, en términos de Freud), anticipándose a su orden.

No hay, de hecho, otra estructura clínica que haga discurso tan "naturalmente" como la estructura histérica. En este sentido, no hay propiamente otro discurso en la clínica del síntoma que el Discurso de la Histérica.

Planteemos entonces la siguiente hipótesis: cuando el Discurso del Amo modifica su ordenación o su orden del goce – entiéndase "orden" en toda su polisemia: regla, mandato, hábito… – entonces el Discurso de la Histérica produce una nueva formación, un nuevo síntoma, anticipándose a esa ordenación para hacer aparecer la verdad de un nuevo "orden" de goce.

El ejemplo paradigmático es nuestro tiempo la anorexia y los trastornos de la alimentación y ha sido muy bien comentado por Silvia Ons, en su artículo aparecido en Ornicar? digital nº 259: "Anorexia y Capitalismo" donde constata: "La anorexia surge generalmente durante la adolescencia, en el sexo femenino, y se ha incrementado en los últimos años en los países capitalistas. De hecho, en África Negra no hay anorexia y, los miembros de estas etnias pueden eventualmente desarrollarla, al ser transplantados a países civilizados. Casuística que invita a la indagación sobre la relación existente entre esta afección, la sexualidad femenina en la adolescencia, y el capitalismo (…) Dice Lacan que lo que caracteriza al discurso capitalista es el rechazo del amor y de la castración. Notablemente esto se vincula con lo que señala acerca de la madre de la anoréxica: aquella que confunde el don de su amor con el don de sus cuidados. ¿No son acaso los objetos de consumo profusamente disponibles, los equivalentes de la "papilla asfixiante"? ¿No ha quedado ella más expuesta a este estrago en la medida en que el padre ha fallado en anudar el goce al amor? A falta de esta función el Otro de la anoréxica es el discurso capitalista y ella mostrará la verdad de ese discurso: el sujeto bajo el imperativo del consumo, se consume."

Subrayemos el estrecho vínculo que esta observación muestra entre los nuevos síntomas de la clínica de la histeria y la dimensión del amor que tiende a quedar borrada en el discurso de la civilización actual. ¿Podemos llegar a afirmar que el nuevo discurso de la histérica viene hoy en el lugar del amor como signo de un cambio de discurso? Es un punto más de la hipótesis a desarrollar.

Volvamos, sin embargo, a los elementos en juego en su permutación de un discurso, el del Amo, al otro, el de la Histérica. Veámoslos lugar por lugar.

- El lugar del agente: donde estaba la/el orden del amo en su valor de ley fálica (S1), está ahora la división del sujeto del síntoma ($) como objeción a ese/a orden, objeción a la ley fálica del "para todos". El síntoma del sujeto histérico se sitúa aquí como excepción del universal.

- El lugar del otro: donde estaba el saber constituido (de la clínica, de la educación, del mercado, del bienestar…) (S2) está ahora el amo/agente convertido en impotente, (S1) amo impotente pero necesario también para sostener la excepción de $.

- El lugar de la verdad: donde estaba el $ como verdad reprimida, verdad de lo particular, de la excepción, excluida por la ley del "para todos", está el objeto, el objeto de goce de ese particular (por ejemplo el "nada" que consume a la anoréxica como la verdad de su síntoma).

- El lugar de la producción: donde estaba el objeto como plus de gozar ofrecido por el Amo (a), los objetos producidos y ofrecidos al goce, está el saber producido por la histérica. La histérica rechaza el objeto de goce ofrecido por el Otro (el propio cuerpo, el cuerpo del otro, etc.) y pone en su lugar un saber, pero es un saber que hay que descifrar como saber del inconsciente.

La histeria hace así, con esta permutación, objeción al Otro para hacer, a la vez, un llamado al Otro: lo llama para hacerle objeción o, si se prefiere, al hacerle objeción lo llama en otro lugar para producir un saber no sabido.

Esa es lo que hace y hará de la histeria siempre una novedad.

(Notas para un trabajo de Cartel, Septiembre de 2004)

elp-debates.com/elp-slp/txmb3.htm

Comentarios

stefant10d ha dicho que…
Wow... me hiciste dar más ganas de leer sobre psicoanalisis. Lamborghini, un poeta y psicoanalista argentino, escribe que "escribir: histeria y representación". Pienso que el cuerpo donde sintomatizan los poetas más contemporaneos es en su cuerpo textual, el de la palabra escrita dispuesta en la hoja (por eso ahora se aprovecha tanto las posibilidades de edición). ¿Has leído a Barthes? ¿Qué opinas al respecto? No sé mucho de psicoanalisis, salvo tanteos con la punta del pie en sus aguas, pero me gustaría saber más. Ojalá que puedas ayudarme.
Unknown ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown ha dicho que…
si que con el articulo dan ganas de seguir profundizando en la histeria. y vaya si el borramiento de la histeria en las versiones del DSM no es en si misma una prueba mas interesante de la plasticidad de la estructura que tanto nos enseña.
http://psicologasuba.com/
Unknown ha dicho que…
Sobre todo la histeria no se cura tal,como desearían los médicos pronto y expeditamente
Unknown ha dicho que…
Sobre todo la histeria no se cura tal,como desearían los médicos pronto y expeditamente